viernes, 5 de abril de 2013

LA CASA DE LAS SIETE CHIMENEAS



Madrid, como misteriosa dama que es, esconde un secreto en cada pliegue de su cuerpo. Perderse entre sus calles puede llevar al más afortunado a encontrarse ante un nuevo descubrimiento que permanecía oculto ante nuestros despistada mirada.

Tal es el caso si nos desviamos desde la Gran Vía para llegar hasta la Plaza del Rey; allí, ante la atenta mirada de la estatua de Jacinto Ruíz y Mendoza se levanta el edificio que alberga actualmente el Ministerio de Cultura. Es muy posible que hayamos pasado junto a su sombra sin darnos cuenta de las leyendas que desprenden sus piedras.


La conocida como Casa de las Siete Chimeneas ha sido testigo de acontecimientos históricos y pasionales que han hecho aumentar su número de habitantes a un fantasma que deambula por su interior. Cuál de las leyendas que se cuenta sobre su origen es algo que desconocemos.


La primera de ellas nos habla de un amor desafortunado: uno de los monteros de Felipe II construyó la casa y se la entregó como regalo a su hija Elena tras sus nupcias con el capitán Zapata. Matrimonio cuya felicidad duraría poco, pues al poco de la boda Zapata parte rumbo a Flandes donde fallece. Elena, desconsolada, aparece muerta en su lecho desapareciendo su cadáver desaparece para no ser encontrado jamás. Quizá el paradero de su cuerpo fuese una incógnita, pero no los rumores que empezaron a circular sobre el fantasma de una mujer que comenzó a deambular entre las siete chimeneas que coronan la casa, caminando entre ellas para llegar al final del alero, arrodillarse, golpearse el pecho y tras ello desaparecer.

La segunda de las leyendas nos presenta a otra joven, o quizá la misma, siendo ésta amante del rey Felipe II. Las malas lenguas se dividen entre las que dicen que fue el propio rey quien mandó construir la casa para su amante, simbolizando cada chimenea uno de los siete pecados capitales y, las que cuentan que el edificio sería el hogar de un viejo acaudalado y que dicha joven se convertiría en su esposa de conveniencia. Al poco de celebrarse la boda aparece sin vida en los sótanos de la casa con un puñal enterrado en su pecho y rodeada por las arras, que el mismo rey se había ocupado de entregar como regalo de bodas, esparcidas a su alrededor. Su fantasma se pasea por los sótanos acompañada del tintineo de las monedas.

Leyendas, al fin y al cabo, que conviven con uno de los edificios con más historia de Madrid. Leyendas que pueden tener más de realidad de lo que parece, o al menos así pareció cuando, durante las obras de acondicionamiento del edificio para el Banco de Castilla, se encontró el esqueleto de una mujer en sus sótanos, junto a ella unas monedas de la época de Felipe II.

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