lunes, 2 de septiembre de 2013

...DEL RATÓN PÉREZ Y ALGÚN QUE OTRO ROEDOR




El rey niño Buby I colocó su diente debajo de la almohada, como es costumbre hacer, y esperó impaciente la llegada del ratoncito. Ya se había dormido cuando un suave roce lo despertó.

Contaba Alfonso XII la edad de ocho años cuando vino a caerle su primer diente. Su madre, María Cristina de Habsburgo-Lorena (entre nosotros, Doña Virtudes), para paliar el trauma que podía ocasionarle tal hecho a su infante decidió pedir al Padre Coloma que tuviera a bien escribirle un cuento.

Coloma creó un cuento en el cual el rey Buby (que es como la reina llamaba en la intimidad a su hijo Alfonso) acompaña en un viaje a un bondadoso roedor que acude a palacio en respuesta a la carta escrita por el monarca por la caída de un diente.

De pronto, sintió una cosa suave que le rozaba la frente. Incorporóse de un brinco, sobresaltado, y vió delante de sí, de pie sobre la almohada, un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja, terciada a la espalda

El rey Buby acaba acompañando al ratón para entregar un regalo a otro niño, descubriendo durante sus peripecias las miserias y penurias que pasan sus subditos.

Pero, ¿sabíais que el famoso ratonzuelo vivió, o vive, en una de las calles más concurridas de nuestra capital? Coloma en su cuento menciona que vivía en la tienda de Carlos Prast: una confitería y tienda de ultramarinos muy famosa en la época situada en la calle Arenal número 8.

Allí era donde vivía la familia de Ratón Pérez, bajo el pabellón de Carlos Prast...
Hoy día podemos encontrar una placa conmemorativa en la fachada de la casa del que fuera, y es, el más querido ratón por los niños (lo siento señor Walt, el suyo nunca ha sido muy de ir repartiendo regalos gratuitamente). Aún más, desde el 2008 cuenta con una pequeña casa museo que podéis visitar en la misma dirección que mencionaba Coloma.


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